Ponerse triste es muy fácil, solo resaltas algunas cosas de tu vida, lo que perdiste, lo que tenías y nunca supiste valorar. Ponerse triste es muy sencillo… es tarde ya, a veces eliges sin pensar en lo que dejas y entre aplauso ves tu nueva vida, nuevos amigos, nuevas ideas, nuevas buenas noticias y solo te queda sonreír.
¿Qué puedo hacer si ni yo misma suelo oírme? Si ahora las palabras que más duelen retumban en mi cabeza. Si paso días enteros con el nudo en la garganta y sin poder siquiera expresar lo que siento, ya no escribo más entre hojas de cuadernos, ya no observo el cielo con ojos de anhelo y no entiendo que es lo que está cambiando.